domingo, 22 de febrero de 2015

EVALUACIÓN DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS





Las diferentes crisis por las cuales atraviesan los sistemas educativos han propiciado una serie de reflexiones y análisis que dan lugar al surgimiento de nuevos paradigmas, enfoques y modos de entender el proceso educativo y sus interrelaciones con el aparato productivo y la sociedad.
En referencia a la evaluación de instituciones educativas es necesario considerar que ésta, ha sido preocupación y ocupación tradicional de todos los países. Sea cual sea el enfoque que se tome, la evaluación de instituciones educativas, como casi todas las grandes investigaciones evaluativas, es una tarea compleja, sobre todo en la práctica, por razones técnicas, presiones ambientales, falta de evaluadores cualificados y dificultades de lograr la colaboración y participación necesarias.
De hecho, la práctica de la evaluación de instituciones educativas, a pesar de sus avances, necesita seguir su proceso de desarrollo y solucionar algunos problemas importantes todavía demasiado frecuentes. Por otra parte, la investigación sobre eficacia constituye actualmente un criterio especialmente relevante para justificar la inclusión de indicadores de evaluación de instituciones educativas, pues, si bien desde planteamientos teóricos podemos identificar y justificar un gran número de ellos, a la hora de seleccionar aquellos más relevantes existe otro tipo de criterios más objetivos los cuales pueden impedir el que la evaluación sea una labor ardua y prolija, cuya eficacia será dudosa al poseer tanta información, probablemente irrelevante, para una toma de decisiones operativa, cumpliendo con la función propiamente evaluativa.


No es extraño encontrar en la literatura sobre el tema y en algunos modelos o planes extensos listados de indicadores o variables a considerar en la evaluación de instituciones educativas, donde, si bien todos ellos constituyen componentes del centro, no sería adecuado incluirlos en una evaluación de las características que apuntamos. En este sentido, la calidad de la evaluación no está precisamente en recoger la mayor cantidad posible de información relativa a la institución, sino en seleccionar aquellas variables que, desde planteamientos teóricos y fundamentados en un modelo, se puedan justificar como especialmente relevantes por la magnitud de su importancia, por su valor mediador, por su capacidad para ejercer cambios si fuera necesario, por su importancia puesta de manifiesto en investigaciones empíricas y, en síntesis, por su contribución a una evaluación dinámica, operativa, de resultados y feedback inmediatos, y eficaz en la toma de decisiones y en su repercusión en el centro.

Así pues, la determinación de indicadores debe partir de modelos conceptuales dirigidos hacia sistemas de valores más comprensivos que tengan en cuenta variables de contexto, entrada, procesos y productos, y la evidencia empírica existente con relación al logro de los distintos productos.




Referencia
Santos Guerra, Miguel Angel. (1993). Estrategias para la Evaluación interna de los Centros Educativos, Madrid, MEL. 

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